sábado, 29 de mayo de 2010

Estocolmo

Este síndrome es una reacción psíquica en la cual la víctima de un secuestro, detenida en contra de su voluntad, desarrolla una relación de complicidad con el secuestrador. En ocasiones, pueden ayudar a sus captores a huir de la plicía o a alcanzar sus objetivos.




Este síndrome tiene este nombre debido a los hechos ocurridos en Estocolmo en 1973. Se produjo un atraco en el banco Kreditbanken en el que los delincuentes mantuvieron como rehenes a los ocupantes durante seis días. Cuando por fin acabó todo, las víctimas defendieron a los atracadores y se negaron a colaborar en el proceso legal. Incluso se vio a una de las víctimas besar a uno de los captores.

Este síndrome, sin embargo, tiene una explicación:

1. Tanto el rehén como el captor tienen un objetivo común, salir ilesos del incidente.
2. Los rehenes tratan de protegerse cumpliendo los deseos de los captores.
3. Los delincuentes tratan de mostrarse como benefactores ante las víctimas para evitar que los hechos se agraven. Ésto desarrolla una reacción de agradecimiento por su parte.
4. Se activa el reflejo de la infancia que consiste en comportarse bien ante un progenitor enfadado. Esto suele ocurrir en situaciones extremas.
5. La pérdida de control que sufre la víctima es difícil, y suele intentar empatizar con los delincuentes para darle un sentido a lo que les está ocurriendo.

Este síndrome es frencuente en casos de rehenes, miembros de una orden de culto, niños con abuso psíquico, prisioneros de guerra, víctimas de incesto e incluso reclusos en campos de concentración.



Un caso famoso es el de Patricia Hearst, que, tras haber sido retenida por una organización terrorista(Ejército Simbiótico de Liberación), se unió a ellos poco después de ser liberada. En la imagen sobre este párrafo, Patricia Hearst.
Espero que os guste.

1 comentario:

  1. Si mi secuestrador fuera Mel Gibson yo también le daría un beso (si se deja). Me preocupa esta reflexión, ¿seré propensa al síndrome de Estocolmo?

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